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Frutas desecadas

Las estrellas del dulzor concentrado y sano son las frutas deshidratadas, que en pequeñas dosis pueden utilizarse diariamente. La eliminación del líquido como método de conservación del alimento y potenciación de su sabor era conocida en Oriente Medio y América hace miles de años. La desecación al aire libre y al sol continúa siendo un método utilizado que ofrece los mejores resultados, aunque también puede realizarse en hornos a muy bajas temperaturas. El contenido en agua se reduce un 85 por ciento y aumenta la concentración de minerales y vitaminas por peso. Sólo parte de la vitamina C se pierde en el proceso. 

A las tradicionales pasas, dátiles o higos secos, se han sumado en los últimos años nuevas especialidades desecadas, como los plátanos, las piñas, los mangos, las cerezas o las bayas goji. Estas últimas y muchas otras tienen incluso aplicaciones terapéuticas. Por ejemplo los arándanos ayudan en caso de diarreas, infecciones urinarias y problemas circulatorios, gracias a sus flavonoides. Los orejones de albaricoque son bombas de provitamina A y son útiles en casos de cansancio o alteraciones de la piel. Las pasas y las ciruelas tienen valores extremadamente altos de antioxidantes, que protegen frente al daño de los radicales libres, es decir, ante todo tipo de enfermedades, incluido el cáncer. Los higos, con su abundancia de hierro y calcio, se recomiendan durante la etapa de crecimiento y en caso de anemia. 
Las frutas desecadas convencionales están impregnadas de un conservante, el dióxido de azufre (E-220), que puede provocar reacciones alérgicas. Ni este aditivo ni ningún otro se encuentran en los higos de producción ecológica, que también están libres de restos de plaguicidas agrícolas.

Sirope de arroz integral

El sirope de arroz integral se elabora con arroz integral fermentado y cebada integral malteada. Cuenta con un índice glucémico muy bajo, próximo a 25, comparado con el índice glucémico de 64 del azúcar refinada de mesa y el 96 de la glucosa pura. Este índice califica entre 0 y 100 a los alimentos que contienen hidratos de carbono según el efecto que producen en los niveles de azúcar en sangre.

El jarabe de arroz integral está compuesto de 3% de glucosa, 45% de maltosa y 50% de un complejo de hidratos de carbono solubles. El pequeño porcentaje de glucosa se absorbe en el torrente sanguíneo de inmediato; sin embargo, la maltosa y el complejo de hidratos de carbono solubles tardan entre una hora y media y tres horas en llegar al torrente sanguíneo. Esto permite que el nivel de azúcar en sangre permanezca a una nivel más consistente y permita que el cuerpo pueda mantener un flujo de energía. No obstante, se recomienda que los pacientes diabéticos lo utilicen con precaución.

A diferencia del azúcar refinada de mesa, que logra que tu cuerpo funcione con mayor esfuerzo para absorber la sacarosa, el jarabe de arroz integral puede proporcionarle fibra a tu cuerpo, además del 3% de la ingesta diaria recomendada de sodio y potasio. La absorción más lenta de los azúcares también te permite conservar tu energía para prevenir los efectos negativos del azúcar, como la fatiga, la irritabilidad y el deseo de consumir más azúcar.

Como otros productos semejantes, es también, un conservante natural de frutas, frutos secos o granos de cereal y, en buenas condiciones, no caduca hasta pasado más de un año.

Extraido de un artículos de Natalia de la Torre de la Revista Integral.

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